Por Ricardo Díaz de la Vega
Julián de la Chica, conocido por sus seguidores como el vagabundo del piano,abre las puertas de su casa para contarnos un poco de su vida y el gran momento por el que atraviesa actualmente.
Julián nos recibe en su casa con una gran hospitalidad, y su gestos y ademanesdemuestran rápidamente que estamos frente atodo un gentleman inglés. Al inicio de la conversación sus pocas palabras nos hacen creer que Julián es un hombre tímido, sin embargo mientras continuamos hablandoJulián se convierte en eficaz comunicador y es claro que si no fuera porque es un genial interprete y compositor también hubiera hecho de la palabra una obra de arte. Nos habla demúsica con una solvencia increíble y su erudición sobre los compositores académicos es magnífica.Luego nos invita a escucharlo tocar el piano y tenemos el privilegio de oír de su propias manos el aria más famosa de “Las Variaciones Goldberg” de Bach y fragmentos de“Los Cuartetos de Cuerda” de Philip Glass. “Son trozos de mis obras preferidas” nos confiesa con la alegría de un niño sin permitir olvidarse que “Tosca” de Puccini también “lo conmociona”. Nos dice que a pesar de ser un pianista fundamentalmente inspirado en la música culta también le gustan mucho los trabajos de los músicos electrónicos actuales y que suele visitar el East Village de Manhattan para ver las nuevas propuestas . “En realidad es algo en lo que siempre pienso y trato de emular en mis trabajos” nos dice refiriéndose a artistas de gran influencia en la música contemporánea como Philip Glass o electrónicos como Bjork por quienes tiene un gran aprecio. Después de más de una hora de fascinante demostración de una personalidad abundante y “a prueba de balas”, como él dice, es que volvemos a la realidad y empezamos nuestra entrevista.
¿Quién es Julián de la Chica? ¿Existiría alguna palabra, obra o ciudad que podrías decir que define lo que tú eres o buscas en la vida?
Soy un hombre con muchas preguntas y muchas veces respuestas. Mi vida transcurre por un camino que me ha tocado vivir sin saber si yo lo elegí o si soy parte de un pieza de ajedrez que, como en el poema de Borges, una voluntad superior dirige mis movimientos. En un concepto global como ser humano, me rijo por los comportamientos sociales comunes de un hombre de mi edad, dentro de algunos que propongo para mi mismo como una forma de satisfacción y crecimiento personal. Me considero un ser muy afortunado de poder contar con la música (en sus múltiples facetas de interprete-compositor) como el camino correcto y diáfano que he encontrado y el cual me lleva a ésas múltiples preguntas que surgen diariamente y que me brinda muchas de las respuestas. En un proceso de evolución y crecimiento diario, analizo y reflexiono sobre las diferentes circunstancias, experiencias y entorno, para llegar a un proceso cada vez más claro, preciso y contundente. Con el paso del tiempo he aprendido que si sabes poner en practica las experiencias, cualquier camino que te toca vivir resulta siendo mucho más fácil. Por eso ahora puedo decir que me enfoco en situaciones mucho mas importantes y he dejado de lado cualquier circunstancia irrelevante. Actualmente estoy desarrollando un carácter y una personalidad que me llevan a vivir con plenitud el día a día y en donde mi creación artística sea el centro permanente de mi universo.
Cultivo y alimento el alma, partiendo de la idea que el espíritu es quien guía todo y que quien posee una vida espiritual armoniosa logra observar todo con los ojos de la felicidad. Aunque a veces soy tímido y reservado siempre salgo con mis amigos y disfruto socializando. Y es que como cualquier muchacho de mi edad (y resaltando mi herencia latina) soy muy alegre, las fiestas obviamente no escasean y sé divertirme. Cada mañana me levanto pensando que ese día puede ser el último de mi vida y así es que lo intento vivir. Tengo manos para tocar un piano, pensamiento y alma para componer, un camino que recorrer y cuyo final no lo conozco pero me fascina todo lo que estoy viviendo ¿qué más podría pedir entonces?. Ahora si me preguntas qué cosa podría definirme más fielmente, creo que sin lugar a dudas New York sería la verdadera representación de Julián de la Chica, porque es una ciudad de amores y odios, de una energía mágica que sobrepasa la lógica y lo racional, que es de contrastes diarios los cuales nos inspiran permanentemente y así es como yo me siento o deseo ser.
Cuéntanos sobre tu familia y Manizales, sobre tu infancia e inicial juventud. ¿Cómo es que fue tu encuentro con la música y el piano, y cómo te enamoraste de él o cuándo descubriste que querías dedicarte a la música?
Manizales es una ciudad maravillosa. Es pequeña pero abundante de cultura en cada esquina, de tradición tanguera, de pasodobles y con un aroma a café inconfundible. Mi infancia fue casi en medio de la tauromaquia y mi familia es muy tradicional, católica, sencilla, humilde y muy alegre. Mis padres se han profesado un amor único hasta el día de hoy y han llevado todos sus sueños a la realidad lo que ha hecho que mis hermanos y yo seamos dignos admiradores de sus hazañas. Por estas épocas suelo recordar cómo solíamos pasar las navidades en un pequeño pueblo a unas horas de la ciudad, lo numeroso que éramos y la inmensidad de buenas enseñanzas, principios y valores que recibíamos permanente. Lo que no recuerdo muy bien es si hubo un instante de enamoramiento con la música en un sentido literal porque ella siempre estuvo ahí, siempre ha estado en mi vida desde que nací ya que toda mi familia ama la música. Todos de alguna manera tocamos algún instrumento o cantamos. Lo que no puedo podría olvidar es mi primera clase de piano que fue con la maestra Martha Londono cuando yo tan solo tenía 5 años. Mis padres tenían un negocio cerca de la zona deportiva en Manizales y la casa de la maestra Londono estaba relativamente cerca. Yo era muy pequeñito y solía pararme al lado de su ventana para escuchar sus clases. Un día mi madre al darse cuenta de lo mucho que me atraía el piano me llevó donde la maestra Martha y ahí empezó mi aventura con el piano. Pasados los años ingresé al conservatorio y, bueno, el resto siempre ha sido fruto de mi voluntad y deseo de llevar mi música hasta el confín más alejado del planeta. Después comencé a tocar en público y en muchos sitios y concursos, a estudiar, a viajar por el mundo y luego ya me enfoqué en ella de una manera más profesional, mucho más estructurada .
¿Qué país de los que has visitado y en el que has vivido ha producido una mayor influencia en tu personalidad, pensamientos y trabajo artístico?
Puedo decir que Alemania me sirvió mucho. En Alemania yo me dediqué a estudiar idiomas y a algunos grandes autores de la literatura clásica. Mi estadía allá me ayudó a formar mi pensamiento, a discernir, a ir más lejos de lo que percibimos, y sin lugar a dudar, ése aprendizaje lo he venido planteando en la música que realizo. Además hizo que mi forma de entenderla, tocarla y crearla, también cambiarán por completo. Déjame decirte algo, un músico necesita tener su propio concepto, estructurar sus ideas a desarrollar con su trabajo y darle el sentido que él desea a su música para que ésta cumpla su verdadero destino . Ésa es la diferencia entre los músicos de momento o figuras prefabricadas y los músicos reales. Y luego indudablemente cada país que visito me llena con sus experiencias, cultura y arte que me ayudan a perfeccionar mi trabajo o sueños sin que esto necesariamente significa cambiar el fondo de mi temática. New York, la ciudad en donde resido, me ha entregado el ambiente adecuado para pulir música y seguirla desarrollando ante un público más diverso y exigente. Podría decir que Alemania me ayudó a descubrir mi música y New York me está ayudando a perfeccionarla .
Tú que vives en New York y que como bien lo sabes es una ciudad multicultural y que está permanentemente a la vanguardia artística ¿Cómo es que te consideras: un artista Latino o cosmopolita?
Solo me considero un músico que encuentra en su trabajo cierta felicidad y sosiego en el continuo vaivén de la vida. A New York la amo no porque está en una constante innovación cultural o ayude a eso sino porque me brinda el ambiente necesario para desarrollar mi música, no obstante mis ideas y mi mensaje siempre las llevo conmigo. Lamentablemente cuando he tratado de llevar mi trabajoa Colombia éste no ha sido muy bien comprendido pero no me molesta para nada porque como dijera alguien: todos los profetas (y con esto me refiero a los que traen una propuesta diferente) siempre fueron incomprendidos y en el camino de la incomprensión se encuentra el camino de la verdad pero la verdad nunca es alimento fácil para las grandes muchedumbres. Y porque entiendo que el desarrollo cultural nuestro, o el de Latinoamérica en general, ha venido a una velocidad o a un ritmo distinto, trato de ser un entusiasta en que pronto podremos acortar distancias con otros pueblos y que de nosotros vendrán seguirán viniendo nuevas propuestas para la música culta.Pero por sobre todo siempre he creído que la música es una sola, que ella no tiene nacionalidad ni debe servir a otros propósitos que no sea el de brindar vida a quien la escucha. Es por esto que mi trabajo actual lo hago en New York ya que ésta ciudad me ha ayudado a perfeccionar el sonido y el color de mis ideas, y ella también está reflejada en cada nota de mis composiciones. No tengo dudas en que siempre habrá un Julián de la Chica antes de y después de NYC.
Eres un artista al que le gusta incursionar en diferentes campos del arte. ¿Con cuál de ellos te identificas más: como músico-pianista, con la composición, con la escritura?
El arte en general lo llevo en mi mismo así como llevo también la música, independientemente del grado de talento o genialidad que pueda tener. Es decir: no puedo vivir sin ir a escuchar una opera o presenciar una obra teatro y adoro mirar una buena película (a veces llego a mirar hasta cinco películas en una sola noche) y cada vez que voy al ballet suelo llorar. Cuando pinto siento que me transporto a otro mundo y la escritura me sorprende. Ahora bien hago estas cosas pero sin ánimos laborales. Es decir compongo porque necesito hacerlo, independientemente de pensar si venderé o no. Es algo que siento que debo y tengo que hacer. Alguna vez actué, y por ahí me están ofreciendo hacer cine y claro que me encantaría. Escribo porque también me encanta y bueno, pinto en mis ratos libres. Ahora bien si la pregunta es ¿cuál de todas facetas artísticas hago mejor? no sabría responderte. Puede que todas o tal vez ninguna pero como te dije, lo hago porque siento que debo hacerlo, con esa honestidad que es retratada en cada trabajo, que se convierte en un trabajo de comunicación y que en consecuencia es identificada con un público. Resumiendo te podría decir que el arte para mí es el espacio donde puedo vivir las fantasías que me dan un sentimiento pleno e inexplicable dentro de la angustiosa y terrible realidad que vivimos. Por eso hablo de mi auténtica fantasía diaria, un universo creado para mi vivencia.
¿Cuánto tiempo te toma componer una obra o escribir una novela? ¿Cuál es el proceso por el que atraviesas para realizarla? ¿Tienes algún método para salir de aquellos momentos en los que se nublan la mente y la frustración parece atrapar al artista?
La música me llega de una manera que no entiendo ni me interesa entender. Ella es única, va y viene, y yo solo soy su escribano. Normalmente tardo alrededor de algunas semanas haciendo algo. Primero viene la parte solida, el diamante en bruto, la comunicación, tu filosofía, luego viene el ego y la parte humana: hacerla de acuerdo a tus conceptos, trabajar algunas ideas, hacerla interesante en algún campo actual u otros contextos pero la idea siempre es la “suite” en donde me demoro más tiempo. Cuando vienen tiempos de sequia de imaginación es triste porque me deprimo y me voy a la cama hasta que vuelvan. No me enorgullece decirlo pero así es que soy. Supongo que tiene que ver mucho con la parte anímica. Sobre las novelas pues ya he escrito una y ahora escribo una más vivencial que basa sobre mi experiencia en NY y que comienza dentro de un café en la Quinta Avenida y la calle 58 en donde estoy en medio de otros comensales y que en mi concepto es magistral o como dirían los americanos: “i loveit”. Especialmente por detalles como el perfume de la chica que está a mi lado o las vibraciones del reloj de un hombre que está cerca. Siéndote muy sincero la verdad es que no tengo horarios para la creatividad, cuando ella viene me siento a escribir, a componer, a pintar o a tocar y así avanzo mi obra.
¿En qué proyectos estás trabajando ahora y qué otros tienes para el futuro?
Ahora estoy con el lanzamiento y el tour de “Irreverencia” y para este 2012 y 2013 estoy haciendo la banda sonora de una película dramática que será filmada en Los Ángeles. Además estoy trabajando con la cantante costarricense Ana Echandi en la creación de su nuevo álbum, y como el futuro es algo incierto trato de concentrarme más que todo en mi presente y dedicarle a él todas mis energías.
¿Cómo y dónde se ve Julián de la Chica así mismo dentro de 20 años?
Pues si estoy vivo y el mundo no se ha acabado en el 2012 como dicen las profecías (jajajajaja Julián se ríe) me veo antes que nada siendo feliz y haciendo música, disfrutando del día a día, paseando, ayudando a la gente, tratando de ser un mejor ser humano constantemente. Disfrutando lo que la vida ofrece. En cuanto al trabajo, supongo que haciendo música. Claro, si es que Dios y la música lo quieren.
¿Qué se siente ser joven y ya ser un tan artista reconocido?
Parafraseando un diálogo de una de las magistrales películas de Almodóvar te puedo decir que la fama no tiene olor ni sabor, y cuando te acostumbras a ella, casi que ni la sientes. Es decir, la fama no me significa nada para mí. Pero lo que sí hago es vibrar cuando la gente disfruta de mi trabajo. La búsqueda de las historias que habitan en las mentes de cada persona y que yo pueda comunicar fielmente es la inspiración me hace vivir cada día.
Historia a Julián de la Chica:
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